viernes, 14 de marzo de 2014

Erosión en los desiertos.

· La erosión eólica.
Comparado con el agua, el viento resulta un agente erosivo menos intenso, pero en las regiones secas adquiere una importancia muy especial. En estas zonas áridas el viento ha formado los desiertos, que constituyen una superficie muy extensa a lo largo y ancho de la Tierra.
El viento constante forma estructuras tan conocidas como las dunas, pero también produce otras formas muy particulares y, a veces espectaculares, en las rocas de las regiones donde actúa con mayor intensidad.
· La acción erosiva del viento.
El viento, por sí mismo, no tiene suficiente fuerza para producir efectos de meteorización. Lo que sí puede hacer es transportar partículas que, cuando chocan con el terreno, lo van desgastando. Este tipo de erosión suele ser lento y, para que se produzca, el territorio debe estar desnudo, ya que la vegetación disminuye o anula el efecto.
La erosión eólica se produce en zonas áridas, como los desiertos y la alta montaña. Estos tienen además otra característica imprescindible: las grandes diferencias de temperaturas. Esto hace que la roca se rompa y la erosión eólica pueda actuar con mayor eficacia.
La corrosión es la abrasión sufrida por las rocas al ser friccionadas por los impáctos de las partículas arenosas que son transportadas por el viento. Cuando estas partículas golpean las rocas sufren a su vez una transformación, tomando un aspecto redondeado. Cuando el viento pierde fuerza va depositando los materiales transportados de forma gradual, lo que habitualmente da lugar a la acumulación de partículas de similar tamaño y peso.




  ARCO EN EL DESIERTO DE JORDANIA.
 DUNAS EN EL DESIERTO DE JORDANIA.


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